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Lo que me enseñó Bitcoin sobre el crisitianismo

Cuando hablamos de la moral o de nuestro camino espiritual poco o nada se habla sobre el dinero y cualquier católico estará de acuerdo en que es un tema que en apariencia no tiene una relevancia en el contexto espiritual. Esto es cierto por un lado, pero por otro, todo aquello que impacta tan directamente nuestras vidas tiene una influencia sobre nuestro camino espiritual y el dinero es quizá una de las cosas que más impacto tiene en nuestras vidas.

Puedo decir a ciencia cierta que mi camino en bitcoin me ha acercado más y más al camino del católico o al menos a la comprensión de su fin último y en esta publicación quiero centrarme en uno de los puntos que creo más importantes de bitcoin en el contexto de enseñanza para un buen cristianismo.

Antes de proceder quiero aclarar que no me posiciono como un buen católico si no más bien como alguien que ya sabe que este es el camino correcto y lucha por reuncauzarse lo más acertadamente posible a este camino. Estoy muy lejos de ello.

Ahora sí, con eso fuera del camino quisiera hablarte sobre aquella característica de Bitcoin que me ha hecho reflexionar por años y que me ha hecho caer en cuenta de la gran verdad del cristianismo y esa característica es su fluctuación en su “valor” monetario.

Habrás de notar que hago referencia a bitcoin y no a criptomonedas como Ethereum o culesquier otra que este de moda en este momento. No son lo mismo y te menciono esto por que mi entrada al mundo de bitcoin tiene mucho más que ver con el reconocimiento de su valor intrínseco como un sistema que puede realmente ayudar a acabar con los problemas económicos introducidos siniestramente por los creadores del sistema financiero actual; no, no son casuales, son diseñados para hacer lo que hacen.

Por supuesto uno espera que este activo logra una masa crítica de adopción y por otro lado y con toda sinceridad también uno espera que ese activo rinda beneficios (o al menos así se espera al comienzo).

Quienes has estado en el camino de bitcoin por suficiente tiempo sabrán la montaña rusa que es, al menos los primeros años ya que después sinceramente ya no se siente el más mínimo de estrés de las caídas. Fue precisamente este sentimiento de paz a pesar del caos lo que me hizo reflexionar sobre lo que realmente es el cristianismo en el contexto del trabajo-recompensa.

En economía hay un concepto conocido como preferencia temporal y la puede haber baja o alta. La preferencia temporal alta busca un beneficio inmediato y por el contrario la preferencia temporal baja no le importa tener el beneficio hasta pasado un largo tiempo. Bitcoin te forza a una preferencia temporal baja y esto te cambia a tí por completo por que de repente entiendes la importancia de nutrir algo o del valor que tienen las cosas o la importancia de dejarles madurar.

Pero esa preferencia temporal baja no viene de a gratis, requiere sacrificar muchas cosas, es decir, a pesar de tener el poder disfrutar de las recompensas hoy decides posponerlas intencionalmente para darles a futuro una mejor utilidad, es decir, la reasignación inteligente de algo gozoso.

Los seres humanos en nuestras vidas tomamos esas decisiones a diario, como por ejemplo gastar nuestro tiempo en relaciones vacías por el puro placer de tenerlas por sobre sacrificar esas posibilidades a cambio de nutrir una relación para formalizar después en matrimonio con la meta de formar una familia duradera, la primera es una preferencia temporal alta la última es una preferencia temporal baja, la primera de da placeres constantes pero insatisfacción al final de todo, mientras que la última es dificíl, hay que maantenerla en pie día con día, no trae placeres (carnales) frecuentes pero sí cronstruye algo mucho mejor y que brinda una satisfacción real muy a pesar de las fricciones.

Pero más allá del plano terrenal mi reflexión desenboca en la vida después de la vida, es decir el cielo o el infierno, y nuestro trabajo y sacrificios son el equivalente al preferencia temporal bajo ya que postergamos el gozo personal para la ayuda a aquellos que más lo necesitan, renunciamos a nuestro ego o invertimos a aquellas personas que lo requieren, aún cuando podríamos estar viviendo una vida de lujos o estar disfrutando de la playa y la fiesta (preferencia temporal alta).

El cielo solo lo ganaremos con un gran sacrificio, o lo que es lo mismo que con una preferencia temporal baja.

14 May 2022, @VictorianoGrza